ONU reclama más poder y espacios inclusivos para mujeres rurales

Casi un tercio de las mujeres empleadas en el mundo trabajan en tareas agrícolas, pero cuentan hoy con muy poca o nula protección social y carecen de las prerrogativas que tienen los hombres dedicados a la misma labor.

13 marzo 2018 |

Estas cifras fueron reveladas por la directora ejecutiva de ONU Mujeres, Phumzile Mlambo-Ngcuka, quien convocó a seguir luchando por los derechos de las mujeres rurales.

Durante esta semana y hasta el próximo 23 de marzo, ese será el tema del principal evento de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer.

Mientras que en muchas regiones las mujeres constituyen hasta el 60 por ciento de la fuerza de trabajo agrícola, solo el 13 por ciento posee la tierra que labra y los desequilibrios de poder le imposibilitan controlar sus ingresos, sus vidas y sus cuerpos, denunció Mlambo-Ngcuka.

Hay 400 millones de agricultoras que trabajan muy duro para que todos tengamos comida en el plato, pero lo hace en casi total invisibilidad, expresó.

La mitad del número de mujeres rurales pobres de los países en desarrollo carecen de alfabetización básica, en tanto 15 millones de niñas en edad de asistir a la escuela primaria no podrán hacerlo, alertó.

'Solo el 20 por ciento de las mujeres de las zonas rurales tienen acceso al agua potable, frente al 68 por ciento de sus contrapartes urbanas.'

Cada vez más mujeres toman medidas para cambiar sus vidas y se niegan a aceptar las prácticas que han normalizado la desigualdad de género, la conducta sexual inapropiada, la exclusión y la discriminación en todos los ámbitos de la vida, señaló Mlambo-Ngcuka.

Por su parte, el presidente de la Asamblea General de la ONU en su 72 periodo de sesiones, Miroslav Lajcak, lamentó que las mujeres de las zonas rurales casi nunca aparecen en las pantallas de televisión o en los titulares de prensa.

'Es por eso que necesitamos una plataforma como la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer para poner de relieve los desafíos que enfrentan.'

Recientes datos e indicadores de Naciones Unidas muestran que las mujeres y niñas en áreas rurales son las que se quedan más atrás y las afecta desproporcionadamente la violencia, la pobreza, el cambio climático y el hambre.

Antes ese fenómeno, las mujeres rurales concentran la atención del sexagésimo segundo período de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, pero las iniciativas promovidas para fortalecer su papel también está respaldas por acciones internas dentro de la ONU.

Por primera vez en los 72 años de la organización multilateral se alcanzó la paridad de género en el equipo de la alta dirección y hay una mayor presencia femenina en las fuerzas de mantenimiento de paz.

Desde el mes pasado, 23 mujeres y 21 hombres son los principales líderes de Naciones Unidas y el secretario general, António Guterres, proyecta lograr la paridad de género en todos los ámbitos en 2028.

Además, las mujeres ocupan un tercio de los puestos como jefas y jefas adjuntas de misiones de mantenimiento de paz, la proporción más alta registrada en la historia.

Estamos en camino de cumplir nuestros objetivos, pero queda un largo trayecto por recorrer y necesitamos hacerlo todos juntos, aseguró la víspera el máximo representante de la ONU. Asimismo, reiteró su compromiso con la tolerancia cero al acoso sexual.

En la actualidad, tenemos una línea de ayuda para esas víctimas y contamos con un equipo de investigación especializado para el acoso sexual, recordó.

Aunque las mujeres son negociadoras y comunicadoras talentosas, en las Naciones Unidas la proporción de embajadoras ronda el 20 por ciento.

También son científicas relevantes, pero ocupan menos del 30 por ciento de los puestos de trabajo de investigación y desarrollo en todo el mundo, indicó.

La participación de las mujeres en la toma de decisiones hace que los acuerdos de paz sean más fuertes, las sociedades más resilientes y las economías más vigorosas, consideró el diplomático portugués.

'Por el contrario, los ataques a los derechos fundamentales de las mujeres y las niñas pueden ser precursores de la radicalización y el extremismo violento.'

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