20 septiembre 2021
Leyendo a David Ben – Gurión, quien proclamó el 14 de mayo de 1948 la independencia del Estado de Israel y dijera ‘Sin independencia moral e intelectual, no hay ningún anclaje para la independencia nacional', analice el movimiento independentista de septiembre. Por ejemplo, en su momento existió la Capitanía General de Guatemala, ésta a su vez, estaba conformada por las provincias: Guatemala, Costa Rica, Nicaragua, Salvador y Honduras, las cuales hoy día son los países que conforman América Central. Estas se independizan un 15 de septiembre de 1821 y conformaron las Provincias Unidas de Centroamérica hasta el año de 1838 cuando con una guerra civil, empieza la separación de las provincias confederadas, siendo la primera en separase Nicaragua. Sin embargo, la historia nos narra que Panamá jamás formó parte de la República Centroamericana, ya que nosotros al independizarnos de la corona española un 28 de noviembre de 1821, pasamos a formar parte de la Gran Colombia (la cual era en su momento como una especie de confederación de provincias, dentro de las cuales estaba Panamá, Colombia, Ecuador y Venezuela) y Panamá abandona esta confederación el 3 de noviembre de 1903. Esto no lleva a tener presente dos situaciones: la primera, Panamá no ha formado parte de Centroamérica. En realidad, siempre hemos sido, hasta la fecha, el primer país de América del Sur. Lo segundo, jamás formamos parte de Colombia si no, más bien, de la Gran Colombia.
Después de este breve recuento histórico sobre los procesos independentistas, me surgió el interrogante siguiente: por qué surge en el sentir de los pueblos el deseo de separarse e independizarse. Sin embargo, la respuesta asalta inmediatamente a mi mente, haciéndome notar lo siguiente: los seres humanos, en términos generales, nos pueden unir aspectos comunes como necesidades básicas de la vida humana (alimentación, educación) que debemos atender, pero, dentro de esa gran población existen grupos a los cuales le unen elementos particulares entre sí, que, además, forman su historia de vida, como lo son: el territorio, las costumbres, la religión, forma de pensar, en fin, la cultura formada entre sí, a través del tiempo. Esas personas necesitan atender directamente los problemas y situaciones de la vida que le corresponden exclusivamente a ellos y, a nadie más. Esto conlleva al surgimiento de una de las formas de los movimientos revolucionarios conocido como independencia. Esto quiere decir, debe existir una equidad y orden que permita una convivencia pacífica entre ese grupo de personas, lo cual implica presencia de la justicia y, esta a su vez, debe ser impartida con honestidad, lo que quiere decir actuar con decencia y decoro.
Concluimos señalando que los pueblos se caracterizan por su cultura, a través de la cual se forma su personalidad y esto los lleva a la necesidad de ser independientes, a regular su vida en atención a los principios y mandamientos que demanda su población y esto sienta las bases de la justicia, la cual solamente se puede lograr con honestidad.
Autora de varias obras, entre las cuales podemos mencionar algunas tales como: Metodología de la Investigación en el Derecho, Los Delitos Funcionariales en Panamá; Los Delitos Sexuales; El Blanqueo de Capitales y Otros Delitos; Compendio de Derecho Penal (Parte General);Compendio de Derecho Penal (Parte Especial); Metodología de la Investigación en el Derecho; La Justicia Transicional según los lineamientos de la legislación penal panameña; El delito de terrorismo y sus implicaciones jurídicas; Los recursos naturales en perspectiva con el Derecho Penal Panameño; El delito de Peculado en la Administración Pública; Análisis jurídico penal del delito de violación sexual; La falsificación de documentos como delito contra la Fe Pública; entre otros.
FORMACIÓN ACADÉMICA
Ha dictado múltiples conferencias en Panamá y otros países, tales como: Cuba, Estados Unidos, Colombia, Italia, y otros, en materia de Derecho Penal, Derecho Penal Internacional y Derechos Humanos.
Ha ocupado diferentes cargos, tales como: Consultora de PNUD (Naciones Unidas); Coordinadora del Programa FIDA (Naciones Unidas) a través del Ministerio de la Presidencia, de Panamá; Asesora Penitenciaria de la Defensoría del Pueblo de Panamá; Secretaria General de la Defensoría del Pueblo de Panamá; Directora del Observatorio Legislativo, de la Universidad de Panamá; y, actualmente es Profesora Titular de Derecho Penal, de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Panamá.
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