27 agosto 2020
La ciencia salva vidas, eso es un hecho; no obstante, hay quienes utilizan la ´libertad de expresión’ como luz verde para la proliferación de “opiniones” que buscan confundir y generar polémica, en esta ocasión con respecto a las vacunas que actualmente se encuentran en ensayos clínicos como la de Oxford y la de Rusia. No demoraron en salir los ‘influencers’ quienes aprovechando la tarima que sus miles de seguidores le proporcionan, prefieren esparcir miedo y escepticismo para con la potencial solución que beneficiaría a millones a nivel mundial; incluso algunos condenan las investigaciones e instan a los científicos con la ridícula petición de probar la vacuna en ellos mismos y/o sus familiares desatendiendo todo principio de bioética.
Y es que esta pandemia ha develado el profundo y peligroso desconocimiento colectivo de conceptos como bioética y salud pública; conceptos que deben ser manejados no solo por los profesionales en el campo de las ciencias de la salud sino también por ciudadanos comunes, tomando en cuenta que la salud es asunto de todos y todas. A pesar del sesgo financiero e intereses particulares que pueda tener la ciencia y la farmacología (y que existen en cada rubro), sigue siendo la mejor opción y la de menor riesgo.
Considero que toda la controversia y polémica que gira en torno al tema tiene que ver con la ridícula inversión que actualmente se otorga a las ciencias, tanto a nivel investigativo como educativo; mientras no invirtamos en ciencia y las políticas públicas carezcan de fundamento en investigaciones basadas en evidencia, seguirá la tempestad y choque de opiniones vs hechos, del tipo personas que por ejemplo no creen en vacunas pero que (en contra de toda recomendación) tratan el autismo con dióxido de cloro, o tratan la depresión con terapias pseudocientíficas pero rehúsan psicoterapias; los llamados anti-ciencia quienes causan a largo plazo, más daño que beneficio y llenan los bolsillos de charlatanes e ignoran recomendaciones de profesionales preparados académicamente.
Estudiante de Psicología, miembro del Grupo Iniciativa por la Paridad. Amante del cine, del café, un buen libro y largas y nutritivas conversaciones. Apoyo las causas en favor de la mujer y la erradicación de los estigmas en materia de Salud Mental. Creo en el progreso a través de la educación y la cultura.