Ya son once meses cumplidos desde que se desató la pandemia por COVID-19, desde entonces, las cuarentenas, el número de fallecidos que superan las cinco mil personas y la discordia de las vacunas son tan sólo alguno de los estragos que a casi un año hemos podido palpar.
Los movimientos anti-vacunas no son nada nuevo, nunca falta ese grupo de personas sumidas en el desconocimiento de procedimientos involucrados en el proceso de una investigación científica
Quédate en casa, la frase que oímos y leemos a diario desde hace ya casi cinco meses; todos a quedarse en casa para evitar el contagio por coronavirus.
A pesar de encontrarnos aun con las medidas de movilidad restringida, se han emitido una gran cantidad de salvoconductos para las personas que se encuentra laborando actualmente; algunos por las empresas que han ido abriendo conforme a los bloques de la nueva normalidad y otros por las páginas webs de las autoridades competentes no obstante, parece haber un colapso en cuanto a la emisión de los mencionados salvoconductos en donde la solicitud toma una eternidad lo que no permite que estas personas mayores, quienes en la mayoría de los casos requieren de asistencia para desplazarse, alimentarse y/o asearse, no tengan acceso a un servicio que les es imprescindible.
El pintor ruso, Wassily Kandinsky decía “El arte procede de una necesidad interna del alma”, en su opinión el desequilibrio conducía a la creación; y es que la creatividad está altamente relacionada con nuestro estado mental, lo cierto es que los artistas descargan sus pensamientos más profundos, íntimos, fuertes que se traducen en un proceso creativo que tiene como resultado final desde poesía, sinfonías, artes plásticas entre otras cosas; se podría decir que el arte purga la mente y se constituye en un remedio eficaz para manejar situaciones difícil aunque no supera ni suplanta la eficiencia de un proceso terapéutico con un profesional idóneo.
El brote de COVID-19 nos puso a todos en jaque, con la suspensión de actividades en todo el país, incluyendo el sector educativo, comercial entre otros, pero en cuanto a servidores públicos se refiere una gran parte se mantuvieron en el cumplimiento del deber, siempre vigilantes tanto en las calles como desde su casa.
Conforme pasan los días y las semanas en esta cuarentena, a más de un mes de detectado el primer caso y poco menos de eso, las medidas de reducción de movilidad; dichas medidas vinieron acompañadas de suspensiones de contratos laborales, cierre temporal de negocios y descenso general en el ingreso de muchas familias panameñas incrementando la ansiedad y tensión que lamentablemente agresores injustificablemente utilizan de pretexto para dar rienda suelta a una conducta hostil y de agresiones dentro del hogar.
La situación que se vive actualmente a nivel mundial producto de la pandemia COVID-19 está lejos de ser denominada “simple”, algunas cosas que nos ha traído esta cuarentena probablemente lo sean, simples y también ventajas colaterales producto de la medida de prevención implementada por el estado panameño.
Como ciudadana panameña, psicóloga en formación y defensora de derechos humanos, es mi mayor anhelo que salgamos adelante en esta situación.
Los seres humanos como cualquier otro animal contamos con una parte primitiva en nuestro cerebro o lo conocido como cerebro triuno, que guarda los instintos más básicos destinados a la supervivencia; pero nuestra característica como seremos humanos es nuestra capacidad de raciocinio; esta capacidad regulada por la corteza prefrontal y funciones ejecutivas es lo que nos hace supuestamente avanzados y de alguna manera filtra nuestro comportamiento para que el mismo sea más adaptativo.
Estudiante de Psicología, miembro del Grupo Iniciativa por la Paridad. Amante del cine, del café, un buen libro y largas y nutritivas conversaciones. Apoyo las causas en favor de la mujer y la erradicación de los estigmas en materia de Salud Mental. Creo en el progreso a través de la educación y la cultura.