Los sistemas de creencias

09 abril 2018

Los sistemas de creencias

Las creencias solo representan conceptos formados con fines de convertirse en “sistemas ideales” de la humanidad, pero en la práctica, las personas basan sus creencias en lo que a ellas les gustarían que fuera cierto, no en lo que realmente existe y es verdad. La evolución consciencial es la forma como cada ser humano se percibe a sí mismo, percibe al mundo y percibe al Ser Divino.

En la historia de la humanidad, nuestros antepasados humanizaron a Dios en su intento por entender una relación entre ambos, debido a un estado humano de precaria inmadurez consciencial en aquel escenario primitivo.  El psicólogo norteamericano Julian Jaynes estudió documentos históricos, arqueológicos y biológicos de civilizaciones antiguas, llegando a la conclusión que hace unos 3000 años los humanos no tenían aún consciencia. Dependían aún, como otros primates, de reacciones aprendidas. Los individuos de civilizaciones desarrolladas antes de los 1000 años AC. (en Asiria, Babilonia, Mesopotamia, Egipto) no eran verdaderamente conscientes. Libros antiguos, como la Ilíada o la Biblia fueron compuestos por personas no conscientes, que no distinguían entre los sucesos reales y los imaginarios. Los personajes de esos libros actuaban inconscientemente tomando decisiones confiando en voces, en alucinaciones. Según este psicólogo la consciencia apareció en la Odisea y en las partes más recientes de la Biblia, hará unos 3000 años. 

Ahora, entendemos a Dios como un Espíritu Divino (no humano/ni sexuado) porque nuestro estado consciencial ha estado en proceso evolutivo y los humanos podemos entender, aunque aún en diferentes grados, la unicidad universal debido al conocimiento avanzado general de la civilización.

El ser humano ha ido evolucionando materialmente a pasos agigantados, pero, espiritualmente lo hace con evidente lentitud, debido a los frenos que ocasionan los sistemas de creencias basados en dogmas inmutables que no admiten análisis ni actualización.     En el postmodernismo, los sistemas de creencias no se han podido sostenerse debido al avance general de la tecnología, la comunicación y la ciencia.  Específicamente, los avances de la física cuántica, la química molecular, la neurociencia y la biología genética a través del ADN, además, porque en las variables de tiempo y espacio, la relatividad es un punto que puede analizarse desde muchísimas posiciones y es un eje transversal que se evidencia en todas las disciplinas.

Para que la Fuente Divina gobierne tan asertivamente el vasto Universo que creó y que sostiene, debe estar al menos en algún grado dentro (no afuera) de cada ser creado y por ello, la afirmación asertiva de que lo que está unido por la Divinidad, no lo separe jamás el ser humano, se refiere a toda la vida del Universo (no solo al matrimonio como se nos ha enseñado).  Por eso, actualmente la Fuente Divina que mantiene al Universo se percibe porque se siente dentro de cada ser humano y de cada criatura en el Universo.

En la antigüedad se promovía a un Dios (generalmente como un humano masculino) que juzgaba, castigaba, premiaba y estaba distante, porque eran épocas donde privaba una consciencia humana limitada, primitiva y egocéntrica que se caracterizaba en que todo giraba en torno al ser humano (como en los tiempos de la Teoría Geocéntrica de Nicolás Copérnico).  La percepción de un Dios exterior (en algún lugar del Orbe) ha sido la causa de nuestro sufrimiento, angustia, miedo y desasosiego, pero ya deberíamos saber que no es así, que estamos unidos a la Divinidad, porque una chispa divina nos une en la Unicidad.  El saber que tenemos a Dios dentro de nosotros se ha pregonado desde hace muchísimo tiempo en seres humanos muy iluminados/as.  Recuerda a San Agustín (años 354-430 DC), un santo católico en su obra Las Confesiones, en el libro 10 apartado 37 cuando escribió “Tarde te amé, Hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé, y yo afuera, y así por fuera te buscaba y me lanzaba sobres esas cosas hermosas que creaste para mí, tú estabas conmigo más yo no estaba contigo”.  Recuerda a Santa Teresa de Jesús de la Iglesia Católica en el Siglo XVI (1515-1582)  quien le identificó como “endiosamiento”. Entonces, ya date cuenta de una vez por todas que la Divinidad no está fuera de ti, sino dentro de ti, solo percibe y siente esa energía divina que se mueve dentro de ti y síguela a donde quiera que te lleve. 

 

También, quiero que sepas una verdad que te dará paz y felicidad: que nunca nos equivocamos, que no hay errores ni culpas, ni fracasos, ya que todo lo que ocurre o ha ocurrido en tu vida, ha tenido que ser así, debido al estado evolutivo consciencial en que te encontrabas en el momento en que pasó esa experiencia y en el contexto evolutivo en que te encontrabas en esa circunstancia, por lo que no hay culpas, no hay lastres, no hay errores, vivimos en libre albedrío en el amor divino y esas situaciones que has llamado errores, fueron aprendizajes que te han impulsado evolutivamente a  llegar donde estás.

 

Hoy  percibimos al Ser Divino muy pero muy cerca (tan cerca como tu respiración), a distancia espiritual, no a distancia física, aunque la intensidad de dicha cercanía sigue evolucionando en diferentes grados, en cada ser humano durante toda su vida.  La percepción actual se aleja del concepto egocéntrico y se acerca a la conciencia de unicidad, en que nos identificamos con toda la Creación, ya que los seres humanos somos parte de la universalidad de la vida.  La Fuente Divina ahora es una experiencia diaria que es perceptible a través del amor compartido entre los seres creados.  Cuando te das cuenta que tu vida está unida a la Divinidad ya no dependes de nada y te sientes imperturbable y con una paz inconmensurable.  Ahora, entendemos que el todo es la suma de partes aunque cada parte también contiene el todo y forma parte de una suma superior que es el Universo.

 

Como ejemplo, en el sistema de creencias antiguo se inculcaba tanto a las mujeres como a los hombres sobre la superioridad masculina (el machismo del sistema arcaico) basada precisamente en obsoletos y errados sistemas de creencias.

 

Actualmente, la conciencia evolucionada nos permite ver a Dios dentro de nosotros mismos en toda su inmensidad ya que la chispa divina está dentro de todos los seres humanos sin excepción y con esa energía divina dentro de nosotros sentimos y percibimos la energía divina fuera de nosotros en toda su grandeza y plenitud.  Leonardo Da Vinci (1452-1519) escribió “llegará un día en que los seres humanos conocerán el alma de los animales y entonces matar a un animal será considerado un delito como matar a un ser humano.  Ese día la civilización habrá avanzado”.

 

Percibir nuestras vidas como un reflejo de la vida misma, es hacernos uno con la vida, viviendo sus vaivenes de remanso y de torbellino, disfrutando ser simultáneamente el todo y la nada, logrando no juzgar y controlar la mente con prácticas de meditación.  Es esencial que nuestra evolución consciencial espiritual tome el mando de nuestras vidas, ser así libre y feliz disipando totalmente al miedo, siendo conscientes de la chispa divina que llevamos consigo.

 

No te apegues a ningún sistema de creencia para entender la vida y vive en estado de paz y amor porque la mayoría de los sistemas de creencias mitigan tu evolución consciencial que es universalmente espiritual y sobrehumana.

 

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